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Más de quinientas tribus poblaban pacíficamente la gran isla de Australia, cuando una flota de navíos alcanzó en 1788 las costas de Botany Bay. En los barcos viajaban violentos c ... Más de quinientas tribus poblaban pacíficamente la gran isla de Australia, cuando una flota de navíos alcanzó en 1788 las costas de Botany Bay. En los barcos viajaban violentos colonos, muchos de ellos recién salidos de la cárcel.
Nada más llegar, los ex-presidiarios deciden que el gran monolito rojizo de Ayers Rock es el lugar ideal para una urbanización de lujo. Sin embargo, ese mismo monolito es muy importante para los nativos que lo llaman Uluru y consideran que es una montaña sagrada.
Sólo hay un elemento común entre ambos bandos: son grandes aficionados al fútbol. Aunque, claro, mientras los aborígenes juegan con un rudimentario balón de pinchos, los colonos lo hacen con sus grandes bolas de presos.
MacAussie, primer árbitro australiano, organiza un partido entre el Club Deportivo Boomerang, liderado por el aborigen Ulegario, y el Cuarta Galería Fútbol Club cuyo capitán, Barrotes Dundee, es casi tan violento como sus compañeros John Guilty y Saltamuros William. Del resultado de este encuentro dependerá el futuro del gran monolito de Uluru: seguir como hasta ahora o convertirse en una urbanización...
Las sorprendentes técnicas de tiro con efecto boomerang utilizadas por los aborígenes, y las interrupciones del juego que provocan los simpáticos koalas, obligan al árbitro MacAussie a definir las reglas para determinar cuando está el balón en juego.
El grito "Boo, boo, boomerang", coreado con entusiasmo por la hinchada aborigen acompaña a Ulegario y su equipo hasta el triunfo. Uluru está salvado.



Mic viaja en el tiempo hasta finales del siglo pasado y se interna en las selvas africanas. Descubre a un pueblo que le sorprende por su organización y avances técnicos: son los ... Mic viaja en el tiempo hasta finales del siglo pasado y se interna en las selvas africanas. Descubre a un pueblo que le sorprende por su organización y avances técnicos: son los guerreros bantúes... Pero, desafortunadamente, no todas las tribus son tan civilizadas: Mic también conoce a los caníbales, una insaciable tribu con quienes tiene que andarse con mucho cuidado.
Tras asistir al nacimiento del béisbol, Mic vive en directo los primeros partidos de fútbol en aquel continente. Entre las tribus que practican nuestro deporte, están los batusis, que, debido a su altura, dominan el juego aéreo, y los pigmeos que, por el contrario, se dedican al juego raso.
Muy pronto, Mac-Pitango, árbitro de la dinastía de los Mac, se da cuenta de que el reglamento todavía no especifica nada respecto a los guardametas: mientras algunos cometen todo tipo de faltas dentro de su área, otros son golpeados por los jugadores rivales. Los partidos siempre acababan con malentendidos, discusiones y peleas respecto a las funciones de los porteros.
Mic presenció en directo la gran final de la primera Copa Africana, disputada entre el Sporting Monomotapa, equipo formado por los bantúes, contra los temibles jugadores del Caníbales Fútbol Club. Mac-Pitango, reglamentará en ese partido las faltas relativas al guardameta. A partir de entonces, se verán más protegidos, contribuyendo a hacer más limpio este bello deporte... ¡y a que los porteros pudieran acabar los partidos en el campo de juego y no en la cabaña del sanador de la tribu!



Nuestro amigo Mic aterriza en la India y descubre, que aunque allá ya se practica el fútbol, la naturaleza pacífica de los hindúes lo ha convertido en un juego algo insulso y mon ... Nuestro amigo Mic aterriza en la India y descubre, que aunque allá ya se practica el fútbol, la naturaleza pacífica de los hindúes lo ha convertido en un juego algo insulso y monótono, sin grandes emociones. La mayoría de los partidos acababa sin goles, de modo que los antiguos hindúes inventaron un signo para representar el cero en los marcadores. Y no encontraron otro más apropiado que un círculo, fijándose en los bostezos de los espectadores.
Sin embargo, en el siglo XVI llegó la época dorada del fútbol en la India con la proclamación del príncipe Akbar como emperador. Ejemplo de tolerancia, Akbar encontró en el fútbol el mejor medio para integrar las diferentes razas y culturas de su pueblo. Así, para conseguir que los miembros de castas diferentes jugasen juntos en un mismo equipo, encargó a cada jugador una tarea distinta en el terreno de juego: portero, defensa, centrocampista o delantero.
Entusiasmado con el nuevo fútbol, Akbar organizó un campeonato en cuya final se enfrentaron la Unión Imperial Hindú, el equipo en el que él mismo jugaba de portero, y el Calcuta Balompié, integrado por los poderosos miembros de su ejército.
Durante el partido, disputado en la huracanada época de los monzones, Mac Kharma, el antepasado de Mac, introdujo la regla del saque de meta. El balón era devuelto una y otra vez por el viento a la portería de Akbar. Afortunadamente, en las filas de su equipo se encontraba Hare-Hare, un habilidoso delantero que, gracias a su actuación en la final, se convirtió en el ídolo de miles de aficionados.



Finales del siglo XVIII. En la ciudad de París, el marqués de Balonpleau y sus amigos Totó Parfum y el marqués du Corner acaparan los balones de fútbol, y suben continuamente el ... Finales del siglo XVIII. En la ciudad de París, el marqués de Balonpleau y sus amigos Totó Parfum y el marqués du Corner acaparan los balones de fútbol, y suben continuamente el precio de las entradas a los estadios. Ante la escasez de balones, el pueblo tiene que jugar con las piedras que encuentra. Estas fueron las auténticas causas de la revolución francesa, que comenzó con un dramático incidente: la toma de La Bastilla, el célebre restaurante...
Los impulsivos revolucionarios Egalité, Liberté y Fraternité celebran en el restaurante La Bastilla una reunión revolucionaria cuando llegan Balonpleau y su séquito de nobles. El enfrentamiento es inevitable, ya que nadie quiere ceder su mesa. Mic, nuestro intrépido reportero, es testigo de este momento histórico.
Sólo el árbitro MacSilvuplé consigue tranquilizar el ambiente: organiza un partido para conceder La Bastilla al equipo ganador. Se enfrentarán el Real Chateaux Fútbol Club y La Bastilla Balompié, de los revolucionarios, en un encuentro que obligará a MacSilvuplé a crear las reglas para sancionar el juego peligroso.
Para este importante encuentro, los nobles se entrenan en los jardines de Versalles. Bueno, lo cierto es que los nobles permanecen cómodamente sentados en sus carrozas mientras sus mayordomos corren tras el balón. Por su parte, en un descampado de las afueras, los revolucionarios paran goles con guillotina, y sólo chutan a puerta previa asamblea, votación y aprobación por mayoría.
Finalmente, Mic asistirá al gran partido.¿Que quién triunfó? La deportividad y el juego limpio, por supuesto.



Al poblado de Pecos Ville llegan Dalton Gun y Calamity Bill acompañados por una cuadrilla de forajidos conocidos como los Siete Magníficos. Muy pronto no queda un sólo balón de r ... Al poblado de Pecos Ville llegan Dalton Gun y Calamity Bill acompañados por una cuadrilla de forajidos conocidos como los Siete Magníficos. Muy pronto no queda un sólo balón de reglamento en todo el condado. El árbitro justiciero Mac Marshall les encarcela enseñándoles las reglas del juego limpio.
Es la fiebre del oro, y el jefe indio Cara Larga fija el precio para que el hombre blanco pueda llevarse la arena dorada de sus ríos: doscientos balones, o ganar a su equipo Nación Apache Unida en un partido de fútbol.
Pecos Ville ha estado tanto tiempo sin balones de reglamento, que nadie sabe jugar. Pero rápidamente se forma un equipo con los Siete Magníficos, El Bueno, El Feo y El Malo, y un peligroso forastero llamado Ricky El Niño, que donde pone el ojo pone la bala.
Nuestro intrépido reportero Mic asiste a unos "espinosos" entrenamientos, en que los cuatreros estrenan botas nuevas y Will inventa el pantalón vaquero. Por su parte, Cara Larga, Pie De Atleta y sus amigos ven interrumpidos sus entrenamientos por estampidas de búfalos y el jubiloso grito de "Goligoligoligoli" de su hinchada.
Llega el partido, con dos espectadores de excepción: John Wayne, que a tiro limpio se ocupará de "anotar" cada gol en los sufridos marcadores; y un tal Clint Westwood, del vecino poblado de Carmel, que sufrirá las jugarretas y golpes de un incansable niño llamado Guri.
Con el lema de "Sin juego limpio, todos perdemos", el árbitro MacMarshall explicará los siete casos que se sancionan con tarjeta amarilla y tarjeta roja. Mientras, en las gradas, el inventor Will creará la salsa ketchup entre gol y gol.
Diezmados numéricamente por sus muchas faltas, los Forajidos pierden el partido. ¡La ley, el orden y el juego limpio llegaron al Salvaje Oeste gracias al sheriff Mac Marshall!



En una de las regiones más frías del planeta tuvo lugar la creación de la regla del fuera de juego. Y Mic estaba allá, como siempre, cerca de la noticia, acogido por una cálida f ... En una de las regiones más frías del planeta tuvo lugar la creación de la regla del fuera de juego. Y Mic estaba allá, como siempre, cerca de la noticia, acogido por una cálida familia esquimal que le enseñó algunas tradiciones ancestrales de los pobladores del Ártico.
Mic contempló el partido que pasará a la historia del fútbol como aquél en el que MAC-SILBATOUK, antepasado esquimal de nuestro Mac, dictó la regla del fuera de juego. Probablemente sea, aún hoy en día, la norma más polémica y difícil de aplicar en los encuentros de fútbol.
El equipo de los Renos de Groenlandia, defensor a ultranza del juego limpio, se enfrentó a los Morsas del Ártico, quienes no dudaban en utilizar cualquier medio con tal de ser los campeones de la Liga Polar.
Como se puede suponer, fue una final muy emocionante y resbaladiza, pero hubo más acontecimientos históricos aquél día: en el partido también se vio involucrado el transatlántico más grande del mundo... ¡el Titanic!



Durante el S. XIX se dio en Inglaterra un progreso tecnológico rápido y espectacular que se llamó Revolución Industrial. Esta revolución se basó sobre todo en un gran invento, có ... Durante el S. XIX se dio en Inglaterra un progreso tecnológico rápido y espectacular que se llamó Revolución Industrial. Esta revolución se basó sobre todo en un gran invento, cómo no, del Will de la época: la máquina de vapor. Con algunas modificaciones, fue aplicada a los trenes, a los barcos, a los telares mecánicos... y sustituyó al hombre y a los animales en algunos duros trabajos.
Sin embargo, los problemas no tardan en aparecer: mientras los obreros se quejan de que trabajan en malas condiciones, los patronos consideran que todavía tienen que producir más.
Con motivo de una gran exposición organizada para mostrar los nuevos adelantos técnicos, Mac Cotton, antepasado de Mac, comprobará que algunas de esas máquinas aún no funcionan todo lo bien que sería deseable.
La gran sorpresa de la exposición la darán unos chavales que inventan algo que no necesita ninguna máquina de vapor: el fútbol. Este juego calará hondo entre los obreros ingleses, que lo utilizarán para reivindicar mejores sueldos formando el equipo Sporting Curritos. Los empresarios no querrán ser menos y también crearán su propio equipo: el Explotadores United.
Mac Cotton aportará al juego la regla del penal, el máximo castigo, y la aplicará en el derbi más emocionante: el partido entre el Sporting Curritos y el Explotadores United.



El dinámico hippie Good Roll Jim llega con su Autobús Multicolor al pacífico pueblo de John Lemon, joven músico de la pésima banda Los Rockeros Salvajes. Estamos en los años sese ... El dinámico hippie Good Roll Jim llega con su Autobús Multicolor al pacífico pueblo de John Lemon, joven músico de la pésima banda Los Rockeros Salvajes. Estamos en los años sesenta, y nuestros amigos Mac y Mic nos recuerdan la carrera espacial de rusos y americanos por llegar a la luna y marcar el primer gol estratosférico, y otros acontecimientos de la época: la aparición del bikini, Marilyn Monroe, las pelis de agentes secretos,el twist ...
Pero el cambio más espectacular de esos años se produce en el vestuario: se imponen los colores vivos, los pantalones de campana. Y, claro, cuando los ocupantes del Autobús forman el Buen Rollo Club de Fútbol para disputar un partido a los Rockeros Salvajes Balompié, el esforzado árbitro MacCartney encuentra numerosos problemas en el equipamiento de los jugadores. Sobre todo con los Rockeros Salvajes, que se empeñan en llevar medallas, anillos, pendientes y hasta espinilleras metálicas... Todo se soluciona cuando el antepasado de Mac dicta la nueva norma que establece cuál será el equipamiento de los jugadores.
Acompañados siempre por el intrépido reportero Mic, tenemos ocasión de disfrutar de un partido memorable, con los delanteros hippies Tim Obladí y Jack Obladá jugando de muy buen rollo ante la rudeza de los rockeros Tutti Frutti y Rock A Billy.
Por su parte, el joven John Lemon tendrá ocasión de conocer a Paul Mac Corner; ambos cantarán en el descanso del partido y decidirán montar un grupo musical con el nombre de Los Feetles.
El empate final a un tanto será un "buen rollo" de resultado para un encuentro lleno, literalmente, de "colorido".
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